Cómo comprobar la calidad del agua en la elaboración de la cerveza

El agua es el ingrediente más importante de la cerveza, ya que representa hasta 95% del producto final. La calidad del agua utilizada en la elaboración influye significativamente en el sabor, la sensación en boca y el carácter general de la cerveza. Por ello, saber cómo controlar y gestionar la calidad del agua es esencial para cualquier cervecero, ya sea comercial o doméstico.

En este artículo, exploraremos los factores clave que definen la calidad del agua en la elaboración de cerveza y explicaremos cómo analizarlos y ajustarlos para crear cervezas consistentes y de alta calidad.

A la hora de evaluar el agua para la elaboración de cerveza, hay que tener en cuenta cinco factores principales: el pH, la dureza, el contenido mineral, la alcalinidad y los contaminantes. Cada uno de estos parámetros influye en el proceso de elaboración y en el sabor final de la cerveza.

1. Nivel de pH
El pH del agua determina su acidez o alcalinidad, siendo 7 el pH neutro. En la elaboración de cerveza, el pH ideal del macerado es ligeramente ácido, entre 5,2 y 5,6. Unos niveles de pH adecuados favorecen la actividad enzimática durante el macerado, ayudando a descomponer los almidones en azúcares fermentables. Si el pH es demasiado alto o bajo, puede inhibir la actividad de las enzimas y provocar una mala conversión de los azúcares, afectando al sabor de la cerveza y a la eficacia de la fermentación.

Cómo comprobarlo: Utilice un medidor digital de pH o tiras de pH para analizar el agua antes y durante el proceso de maceración. Se pueden hacer ajustes añadiendo ácidos como el fosfórico o el láctico para bajar el pH o utilizando carbonato cálcico para subirlo.

2. Dureza del agua
El agua dura contiene altos niveles de calcio y magnesio, que influyen en la eficacia del macerado y la salud de la levadura. El calcio contribuye a la precipitación de las proteínas, reduciendo la turbidez de la cerveza acabada, mientras que el magnesio ayuda a la levadura a absorber los nutrientes. Sin embargo, un exceso de magnesio puede dar un sabor amargo o metálico.

Cómo comprobarlo: La dureza del agua puede medirse con tiras reactivas o kits de valoración, que indican la concentración de iones de calcio y magnesio en partes por millón (ppm). Los niveles ideales de calcio oscilan entre 50-150 ppm, mientras que los de magnesio deben mantenerse por debajo de 30 ppm.

3. Contenido mineral
Minerales como el sulfato, el cloruro y el sodio afectan significativamente al perfil de sabor de la cerveza. Los sulfatos potencian la sequedad y el amargor, por lo que son ideales para cervezas lupuladas como las IPA. Los cloruros, en cambio, aportan redondez y dulzor, por lo que son adecuados para estilos con mucha malta, como las stouts y las porters.

Cómo comprobarlo: Envíe una muestra de su agua a un laboratorio para un análisis completo del perfil del agua o utilice kits caseros de análisis del agua. Tras obtener los resultados, puedes ajustar el contenido mineral añadiendo sales cerveceras como yeso (sulfato cálcico) o cloruro cálcico para afinar el equilibrio del sabor.

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4. Alcalinidad
La alcalinidad se refiere a la concentración de bicarbonatos en el agua, que actúan como tampón para neutralizar los ácidos. Unos niveles elevados de bicarbonatos pueden aumentar el pH del macerado, afectando negativamente a la actividad enzimática y dando lugar a sabores no deseados. Es especialmente importante cuando se elaboran cervezas más oscuras, como las stouts, en las que la acidez de la malta ayuda a equilibrar una mayor alcalinidad.

Cómo comprobarlo: La alcalinidad puede comprobarse con un kit de dureza del agua o una prueba de valoración. Para las cervezas más claras, se recomiendan niveles de bicarbonato más bajos (por debajo de 50 ppm), mientras que las cervezas más oscuras pueden tolerar niveles más altos (150-250 ppm). Para reducir la alcalinidad, puedes añadir ácidos o utilizar agua de ósmosis inversa para diluir los bicarbonatos.

5. Contaminantes
El agua municipal suele contener cloro o cloramina para garantizar la seguridad. Sin embargo, estas sustancias químicas pueden dar lugar a sabores extraños en la cerveza, produciendo gustos medicinales o plásticos si no se tratan adecuadamente. Los cerveceros deben eliminar estos contaminantes antes de utilizar el agua para elaborar cerveza.

Cómo comprobarlo: Los niveles de cloro y cloramina pueden medirse utilizando kits específicos de análisis del agua disponibles para homebrewers. El cloro puede eliminarse hirviéndolo o filtrándolo con carbón, mientras que la cloramina requiere el uso de una pastilla de campden (metabisulfito potásico).

La calidad del agua es un factor crítico que afecta a todas las etapas del proceso de elaboración de la cerveza, desde la maceración hasta la fermentación y más allá. Analizando y ajustando regularmente el pH, la dureza, el contenido mineral, la alcalinidad y los contaminantes, los cerveceros pueden mantener el control sobre el sabor y la calidad del producto final. Tanto si es un cervecero experimentado como un aficionado, comprender la química del agua hará que su cerveza pase de ser buena a excepcional.

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